¡Ah qué buena está la malteada de chocolate con crema de cacahuate! Es una bomba dulce, pero, no es algo que se coma todos los días :-)
Qué rico caminar por ahí en la tarde-noche. Hay mucho que ver y que probar a lo largo de la avenida.
Me gustó más que el de la plaza central: Los sorbetes están igual de buenos, pero hay más surtido de dulces, se puede estar afuera sin el mal olor en la banqueta y sólo publican el precio correcto.
Limpio, cómodo y con excelente atención. El desayuno incluido es muy fresco. Los cuartos de abajo dan al comedor, ¡salgan peinados! El taxi al centro cobra entre $30 y $40, para no caminar en el sol!
Está muy a gusto para pasar y buen rato. Los camarones con coco y el pescado al cilantro están ricos.
Maravilloso lugar para admirar parte de la diversidad de especies que viven o visitan la zona. En septiembre hay pocos flamencos, pero también poca gente, para verlos a gusto...
¡Buena subida para bajar la comida! Aunque es pequeña, no olviden usar bloqueador y repelente.
Los precios son bajos comparados con el sazón y la atención del lugar. Lo que probé estaba buenísimo: la cochinita, el cerdo de Valladolid, de postre el dulce de papaya.
No se pierdan el convento y las zonas arqueológicas. Son gratis y están muy cerca unas de otras. Visítenlas temprano o al atardecer. ¡A medio día, a comer!
Para comer está rico y a buen precio. La sopa de lima y los papadzules están buenos. Para postre, el manjar blanco está rico.
Por una cuota puedes ir a conocer las instalaciones de la antigua hacienda. Vale la pena ver las máquinas de vapor que movían toda la producción y los pequeños fósiles en las paredes del cenote.
Un lugar detenido en el tiempo, donde se ve puede sentir el poder que llegaron a tener los hacendados en Yucatán y lo frágil que era realmente su industria, al ser reemplazada con fibras sintéticas.
Muy rico el pooc chic, el pan de cazón, el queso relleno, la sopa de lima, el relleno negro. Si no comen mucho o es muy noche, pregunten por las medias porciones y dejen espacio para el postre!
Crema morisca, papaya, guayaba, pitahaya, mantecado. ¡Todos están buenísimos! Dos peros: el olor en las mesas de afuera. ¡No se puede estar ahí! Y tienen 2 precios publicados para el mismo producto.
Es una construcción impresionante. Pesada y alta a la vez. Acérquense temprano para poder conocerla por dentro.
Está increíble. Lleguen temprano y lleven sombrero, mucha agua, bloqueador y repelente. Eviten colas: fui en septiembre y estaba casi vacío.
La sincronización de los semáforos es desesperante: no dejan avanzar 2 cuadras. Las banquetas en los portales no huelen muy bien. Pero hay tanto que ver, que vale la pena aguantarse eso.
Lindo lugar para salir en la noche. El jueves: la serenata y una marquesita de queso con nutella, mmmh!
Si están de visita en Mérida, dense una vuelta. Vale la pena conocerlo y salir con alguna delicia local.
No hay tanta variedad para comprar, pero sí para comer. Además, ¡están el museo y el teatro!
Tienen buen surtido y está a gusto sentarse en sus mesitas a pasar un rato en una tarde soleada...
¡La forma como están hechas las gradas en los niveles superiores no es apta para quienes le tienen miedo a las alturas! En luneta, de los asientos laterales no se ve muy bien. El resto está bueno.
¡Helado suave con miel y granola cuando me siento saludable o chocolate suave con piedras de chocolate cuando no me importa nada! ¡Mmmm!
Me gustó la idea de la construcción tan sencilla, aunque no tanto el esmero que pusieron en hacer que pareciera una fábrica. Vale la pena conocerlo.
